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EDULCORANTES …SI O NO?



Actualmente el consumo de edulcorantes se ha disparado como consecuencia de la concientización sobre los problemas derivados del consumo excesivo del azúcar.

Por eso se ha empezado a comercializar versiones edulcoradas y no azucaradas de muchos productos.


El “halo de salubridad” que cubre a estos productos por el simple hecho de no llevar azúcar añadido, nos hace creer que tenemos una alimentación más saludable y aumentar su consumo, incluso mucho más que el producto original al que sí le tenemos respeto. Pero estas versiones pueden estar llenas de grasas de mala calidad, harinas refinadas y otros ingredientes nada saludables.


Pero entonces…¿Qué es mejor el azúcar o los edulcorantes?


Te diría que lo mejor sería no tomar ninguno de ellos y así acostumbrar al paladar al sabor real del alimento.


Sobre su seguridad, no hay estudios con realmente relevante que demuestre que los edulcorantes artificiales causen daño a la salud en un consumo normal, ni que sean cancerígenos ni que provoquen directamente ninguna enfermedad pero…

1. A pesar de que el edulcorante no tiene calorías, o tiene muy pocas, no significa que sea inocuo o que no afecte a nivel metabólico. Estudios recientes demuestran que podría ralentizar el descenso de peso


2. Algunos edulcorantes alteran la microbiota intestinal, por lo que tampoco son inertes para el cuerpo.


3. En los alimentos edulcorados no se especifica la cantidad que lleva por lo que cuando se consume alimentos que los contiene como salsas, yogures, refrescos, comida preparada, bollerías, galletas… no sabemos en cantidad estamos tomando.


4. Al ser los edulcorantes más potentes en dulzor que el propio azúcar, la señal de placer que emiten es más potente, generando una recompensa cerebral que hace que se consuma más cantidad de producto. Hay estudios que demuestran que la gente “enganchada” a los refrescos light o zero supera con creces al “enganchado” al refresco normal.


5. Es cierto que podrían ser una estrategia de paso de un consumo alto de azúcar a un consumo nulo o muy reducido de la misma, pero no una solución definitiva al problema.


6. Muchas veces observamos que mantener los mismos hábitos dulces con edulcorantes que se tenían con el azúcar, hace que en el momento que la persona tiene acceso a un producto azucarado, lo vuelve a tomar, por lo tanto sigue “enganchado” al dulce.

Si bien es cierto que no son la panacea, y que a largo plazo debería reducirse su consumo, pueden servir como una buena estrategia para ir reduciendo productos azucarados hasta acostumbrarse al verdadero sabor del producto.

Eso sí, siempre recomendaría que se añadiera por el consumidor y no se buscaran productos con el edulcorante ya añadido, así se podría regular la cantidad que tomamos.


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