Intolerancia a la fructosa
- jimenatoselli
- 28 abr 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 11 may 2021

La fructosa es un tipo de azúcar que se encuentra especialmente en las frutas pero que también se encuentra en verduras, cereales, miel, remolacha o sirope de maíz, y en los últimos años se comenzó a utilizar como aditivo debido a su poder endulzante, entre ellos podemos encontrarla en bollería, caramelos, refrescos, etc.
Causas:
La intolerancia a la fructosa normalmente se debe:
1- A la carencia o disminución del transportador GLUT5, que es el encargado de llevar la fructosa de intestino a la célula.
La disminución suele ser progresiva por lo cual se va acentuando con el paso de los años.
También está el transportador GLT2 que lleva la fructosa del intestino a las células, pero en este caso SOLO puede ser transportada junto con otro azúcar que es la glucosa.
2- También se puede deber como consecuencia a una enfermedad intestinal (celiaquía, gastroenteritis, Sobrecrecimiento bacteriano) que dañe o afecte la mucosa intestinal la cual puede ser transitoria o definitiva.
3- Intolerancia hereditaria (poco frecuente)
Síntomas:
Cuando el intestino es incapaz de absorber correctamente la fructosa del intestino, ésta llega al colon donde las bacterias la fermentan generando gases, ácidos grasos y agua.
Todo ello genera el malestar típico de la intolerancia:
- Digestivos: diarreas, gases, dolor abdominal, cólicos, hinchazón, ruidos intestinales, nauseas, vómitos, dolor de cabeza, estreñimiento, pérdida de peso…
- Extradigestivos: falta de energía, cansancio crónico, nerviosismo, trastornos de concentración, estado de ánimo depresivo, alteraciones del ciclo del sueño…
Diagnóstico:
Se determina a través de lo que se conoce como test del aliento o del aire espirado.
Tratamiento:
La alimentación se adapta según la tolerancia del paciente, pero no se suele restringir por completo el consumo de fructosa ya que se encuentra en muchos alimentos beneficiosos para la salud.
Luego de una primera fase donde se restringe la fructosa para mejorar los síntomas del paciente (2-4 semanas) se pasa a la fase de prueba donde se va incorporando de forma gradual y progresiva los alimentos probando el grado de tolerancia del paciente y determinar así las cantidades que puede consumirse sin padecer síntomas.
Una vez determina la cantidad tolerada se pasa a la fase de mantenimiendo donde el paciente ya sabe las cantidades que puede tomar y de esta manera manejar su alimentación con la mayor normalidad posible y sin padecer síntomas.
En esta fase es muy importante que el paciente conozca el contenido de fructosa de los alimentos y así pueda controlar su consumo.
Se sabe que la intolerancia a la fructosa es más frecuente que la de la lactosa, y se cree que 30 de cada 100 personas podrían serlo en mayor o menor medida.
Y que el 25% de los intolerantes a la fructosa también lo suelen ser de la lactosa.
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