La desinformación y la falta de educación. Nota con Diario La Información.
- jimenatoselli
- 19 jul 2021
- 5 Min. de lectura

"La desinformación y la falta de educación son las principales causas de los malos hábitos alimentarios"
La nutricionista explica la necesidad de reeducar a la población desde la niñez pero mantiene que "no hay que demonizar la carne"
Tras la nueva propuesta del Ministerio de Consumo que pretende reducir el consumo de carnes y concretamente las rojas, muchas han sido las críticas de ganaderos y directores de grandes supermercados. No obstante, los activistas medioambientales, nutricionistas y dietistas se han posicionado a favor de la medida, a pesar de que aseguran que "no hay que ser tan radical" y que "se debería haber asumido con anterioridad".
Es el testimonio de Jimena Toselli, diplomada en nutrición y especialista en obesidad y problemas digestivos.
Jimena lleva más de 25 años ejerciendo en la profesión y actualmente trabaja en varias clínicas de Alicante. Preocupada por la situación que observa en sus pacientes urge a "la necesidad de emplear una buena educación alimentaria desde la niñez".
ENTREVISTADOR: ¿Incluye la dieta equilibrada el consumo de carne?
JIMENA: Sí. Aunque hay muchos estudios que relacionan el consumo de carne con problemas de cáncer, no hay que demonizarla tanto. En realidad la problemática está en que se deja de consumir otros alimentos, no es que la carne en sí produzca todos esos efectos sino que la ausencia de verduras y legumbres en la dieta es lo que contribuye a esos perjuicios.
ENTREVISTADOR: En una dieta equilibrada semanal, ¿Qué peso debe de tener la carne?
JIMENA: La dieta mediterránea indica que a la semana se deben consumir de dos a tres porciones de carne blanca (conejo, pollo, pavo) y de carnes rojas tan solo una vez a la semana. La carne roja es muy buena ya que contiene proteínas de muy buena calidad: hierro, vitamina b12, minerales... Siempre y cuando se consuma en cantidades justas y moderadas.
ENTREVISTADOR: ¿Cuál es el problema de comer carne roja, qué elemento posee que provoque que en exceso sea tan perjudicial?
JIMENA: Principalmente las grasas saturadas; las carnes blancas también las tiene pero en menor medida. Además, si uno consume en grandes cantidades la degradación de estas proteínas que tiene la carne roja, llamadas purinas y que son buenas y muy completas, generan ácido úrico que provoca luego enfermedades como la gota o cálculos en los riñones.
ENTREVISTADOR: ¿Cómo afecta el consumo excesivo de carne roja en las personas? ¿Qué enfermedades o patologías se pueden desarrollar?
JIMENA: Los principales estudios relacionan que hay mucha probabilidad de padecer cáncer, concretamente de colon y gástrico. También se le adjudican problemas de arterioesclerosis o cardiovasculares, sobrepeso, obesidad, hipertensión y, derivado de las purinas, gota y cálculos renales principalmente.
ENTREVISTADOR: ¿A qué grupos de edad afecta más el excesivo consumo de carne?
JIMENA: Los patrones de consumo de carne se dividen en tres. Por un lado está la gente joven, hasta los 30 años, que muchas veces van a la consulta porque quieren dejar la carne. Son más conscientes del cuidado del medio ambiente aunque también hay algunos que se suman por la moda de ser vegetarianos.
Por otro lado, está el grupo de edad que va de los 30 a los 50 años que consumen normalmente menos carne roja. Principalmente porque mantienen que o compras de buena calidad o es incomible y eso tiene un precio elevado.
Sin embargo, de los 50 para arriba encontramos gente que no sabe vivir sin comer carne y que además lo asume y asegura que no está dispuesta a las alturas de su vida a cambiar sus hábitos alimentarios. A lo mejor no abusan en filetes y cantidades grandes pero sí que comen a la semana con mucha frecuencia.
ENTREVISTADOR: ¿Qué efectos puede tener el consumo habitual de carnes procesadas como son las salchichas Frankfurt o hamburguesas del supermercado en los niños?
JIMENA: Las carnes procesadas tienen una relación con desarrollar cáncer altísima, más que el consumo excesivo de carnes rojas. Bocadillos de jamón a diario, perritos calientes para cenar… Yo les suelo decir a las madres que hay que comer cosas que tú veas lo que son, una cosa que es una pasta, en la vida. Lo peor es que muchas veces las madres saben qué comer pero al niño le dan donuts, y les van criando hábitos mal alimentarios desde pequeños. Obvio que no es fácil porque dar un plato de lentejas o de habichuelas a un niño es complicado. Pero yo aviso a los padres: O lo hacéis vosotros o cuando tengan 20 o 30 años lo voy a tener que hacer yo porque vengan con problemas de colesterol, sobrepeso… Aunque tampoco hay que esperar tanto porque se empiezan a ver niños de 12 años con unos niveles de colesterol propios de un anciano.
ENTREVISTADOR: ¿Qué le parece la propuesta de Garzón en el Ministerio de Consumo para la reducción del consumo de alimentos cárnicos?
JIMENA: Yo creo que cuando se plantean medidas así suelen ser demasiado radicales; o se come o no se come. No es una cuestión de no comer carnes rojas, es cuestión de moderar su consumo pero hay que tener en cuenta que es la base de nuestra dieta mediterránea al igual que las verduras y legumbres.
En la propuesta se defiende aumentar el consumo de alimentos de origen vegetal. Supón que tienes una familia con tres niños, ve al supermercado y compra frutas y verduras para los cinco, te gastas una fortuna y la verdura no sacia como lo hace un trozo de carne o un plato de pasta. Una de las cuestiones que se ha planteado y que estamos apoyando desde el Colegio de Nutricionistas es reducir el IVA de aquellos productos de origen vegetal para que haya una mayor accesibilidad y no que los alimentos sanos y ecológicos sean carísimos.
ENTREVISTA: ¿Cómo se puede concienciar al ciudadano de que el consumo excesivo es perjudicial? ¿Qué ejemplos podemos encontrar y que países como referencia?
El principal problema es la mal información, la gente come pero no sabe por qué come ni cuánto debe comer. Una de las cosas que siempre estamos exigiendo los dietistas y nutricionistas es dar mayor educación sobre alimentación. Explicar a la población lo que es una dieta mediterránea, frecuencias de consumo de los alimentos… Una vez la gente entienda cómo debe ser su alimentación no hace falta que te digan que tienes que reducir el consumo de carnes ni ningún alimento.
Las formas de educar y concienciar son miles: incorporando nutricionistas en atención primaria en lugar de dar la típica hoja de pirámide de alimentos de hace 20 años, que los pediatras trabajen con dietistas y nutricionistas, hacer charlas en los colegios...
ENTREVISTADOR: ¿Piensa que más vale prevenir hoy que curar mañana, favoreciendo la dieta mediterránea evitamos posibles enfermedades a largo plazo?
JIMENA: Sí, sin duda y pienso que la clave está en educar en la atención primaria y que realmente la gente esté informada desde pequeña con los colegios por ejemplo. Luego las personas enferman por mala alimentación y suponen un gran gasto para el estado tratarlos, curarles y el proceso de rehabilitación. Hay países como EEUU que están haciendo muchísimas medidas porque no les compensa económicamente, en el momento de mayor productividad, el ciudadano enferma por trastornos de mala alimentación.
Muchas veces la gente piensa en cambiar radicalmente y empieza a comprar y comer hamburguesas veganas. Pero en realidad, esas hamburguesas están bien si las hacemos en casa o las compramos en sitios especializados. Porque luego hay hamburguesas veganas que tienen más aditivos, más conservantes que resultan ser peores que si te comieras una porción de carne. La desinformación y la falta de educación son las principales causas de la mala alimentación.
ENTREVISTADOR: ¿Cree que la provincia de Alicante está sujeta al problema nacional o por el contrario se es más fiel a la dieta mediterránea?
JIMENA: El consumo de carne en la provincia lo veo más reducido, sí que veo que son más de platos de cuchara. Pero tampoco creo que se siga fielmente la dieta mediterránea. El consumo de esa dieta incluye muchas legumbres: lentejas, habichuelas, garbanzos… De dos a tres veces por semana. El consumo de tres alimentos vegetales diarios tampoco se suele cumplir al igual que el de la fruta.
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